viernes, 15 de enero de 2010

Aucallama: Cronica de un viajero


Hacer una parada al norte de Lima fue la consigna. Aucallama nos recibió con una apacibilidad que sólo se encuentra en lugares alejados de la bulla y el caos de la capital. La encontramos a 4 kilómetros de la autopista a Huaral. El camino es afirmado y por todo el trayecto se pueden ver los sembríos de maíz, algodón y pan llevar. A nuestro paso, los amables campesinos que trabajan en el campo, nos saludan alzando la mano. Llegamos a la plaza de armas de la ciudad y quedamos sorprendidos por la cantidad de pobladores de raza negra. Una hermosa glorieta y una pequeña fuente de agua adornan la plaza. A unos cuantos metros se encuentra la Iglesia, en muy buen estado. No hay duda que este poblado ha mejorado notablemente, ahora sus calles lucen pavimentadas. El polvo en calles y carreteras ya pertenecen al pasado.
Los baños públicos se ubican en una esquina, muy cerca de la plaza, lucen limpios y están al servicio de todos los viajeros.
Se nota que es un pueblo muy patriota, pues cuando llegamos vimos los preparativos para el izamiento de la bandera. Con motivo de esta celebración los policías cierran las calles adyacentes.

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